Era una fría tarde y se acercaba el mes de julio, por lo tanto faltaba poco para mi cumpleaños número diecitantos... dieciquince.
Llego a mi casa y mi mamá, que estaba tomando café con una amiga, me dice: "Te llamó Patricia, me pidió que por favor te dijera que antes de ir a su casa la llamaras por teléfono".
Así que fui la llamé:
Yo: Hola, Pato?
Prima: Sí, que hacés Nati, todo bien?
Y: Si, todo bien. Me dijo mi mamá que llamaste.
P: Si, si. Vas a venir hoy?
Y: Si, estaba por salir para alla.
P: Buenísimo, quería que me llamaras porque te quería preguntar si me acompañabas al médico.
Y: Sí, no hay problema. No sabía que tenías turno.
P: No, no tengo, lo que pasa es que tengo algo y quiero ir hoy.
Y: Si? Pero te sentís bien? Qué tenes?
P: Si, si, me siento bien, es una pavada.
Y: Pero qué es?
P: Nada, me salió como una mancha en la cintura y me pica.
Y: Ah, entonces vas al dermatólogo.
P: Eh... sí... bueno, no. Cuando vengas te cuento bien.
Y: Ok, voy para allá.
Así que salí de casa y me fui a la parada del colectivo, pensando que hasta donde yo sabía, una persona que tenía algún problema en la piel como mínimo debía ir a un dermatólogo. Pero ella me había dicho "Sí... bueno, no." y que después me iba a contar bien.
Conociendo a mi prima sabía que no debía ser nada grave porque si hay alguien exagerada por demás en cuestiones médicas es definitivamente ella.
Como a la media hora llegué a casa de mi prima.
Mi tía estaba con ella. Me recibieron re bien como siempre. La relación que tengo con mi prima y con mi tía es como tener una hermana y una madre más.
Me ofrecieron un café que acepte gustosa por el frío que hacía afuera.
Hablando de todo un poco después de haberme preguntado por el resto de mi familia, se produjo el siguiente diálogo:
Patricia: Ah, no... bah, le dije que me había salido una mancha.
Yo: (mandándola al frente como hago con la gente que no quiere ir al médico cuando debe hacerlo) Sí, y dice que no quiere ir al dermatólogo.
T: Claro, pero eso sería si fuese una mancha común y corriente.
Y: Y qué es?
T: Tiene "culebrilla". (Sí, mi tía cree en esas cosas y no solo eso, sino que además es capáz de gritarlo a los 4 vientos como si fuese lo más normal del mundo)
- Pequeña aclaración: Mi tía así como otras tías más que tengo de chiquitas vivieron en el campo, y allá creen en esas cosas, así que para ellas hablar de culebrilla, mal de ojo, pata de gallo y demás cosas es tan natural como hablar de un resfrío. -
T: (sonriendo ella también) Si, vos reíte, ya se que no crees en esas cosas, pero porque nunca te pasaron.
Y: Bueno, entonces no vamos al dermatólogo?
P: No, no vamos.
Y: Ok, a una curandera tal vez? A una hechizera? A la enfermería de Howgarts? (Hogwarts es el colegio de magia y hechizería al que concurre Harry Potter en su zaga de ficción)
P: Qué graciosa.
P: Doña Emilia????
T: Sí, Doña Emilia, a qué otro lugar queres ir??
P: No! Esa vieja no me cae bien. Es una bruja!
T: Justamente! Además nadie te pidió que la invites a cenar. Tenes que ir a que te cure y nada más. Yo ya hablé con ella y me dijo que te esperaba.
- A medida que transcurría el diálogo yo me convencía cada vez más de que esa conversación tranquilamente podría haber tenido lugar en uno de los pasillos de Hogwarts y a nadie le hubiese parecido extraña. Y yo la preseciaba moviendo la cabeza como quien mira un partido de tennis -
Y: Sí, tía, no hay problema.
Así que le dije que lo que mi tía llamaba culebrilla, para la medicina no era más que algo llamado Herpes Zoster, lo cual no era ni más ni menos que una infección vírica común de los nervios, que está acompañada de una erupción. Y que se origina por la reactivación del virus que provoca la varicela. O al menos, eso era lo que me habían dicho en una clase de microbiología.
No pude evitar hacer comentarios que hacían alución a que estábamos en el año 2003 y que si bien a mi me gustaba leer los libros de Harry Potter, que por supuesto sabía que eran pura ficción, yo no creía en esas cosas. Y ella (que también leía los libros de HP) me dijo que yo era la única Squib (persona no mágica que es hija de personas mágicas - brujas y magos) de la familia, ya que mi mamá "curaba el mal de ojo" y la madre de ella "curaba el empacho" y ella también, y yo no hacía ninguna de las dos cosas. Aunque mi mamá algunos años antes me había enseñado a curar el mal de ojo, pero yo nunca había curado a nadie.
Recorrimos las 7 cuadras haciendo chistes malos y riéndonos de nuestra "familia mágica" mientras yo lamentaba no haber estudiado "defensa contra las artes oscuras" ya que de encontrarnos con una Mortífaga (personaje maligno de la misma zaga mencionada anteriormente) no iba a poder hacer mucho para defenderme.
Por afuera parecía una casa común y corriente, lo cual no quería decir nada. Y mi prima tocó el timbre, no sin antes pedirme que no hiciera ningún comentario impregnado de sarcasmo como los que suelo hacer a menudo porque la bruja se podía enojar y como era amiga de mi tía no quedaba bien.
Prometí no hacerla quedar mal y esperamos a que Emilia abriera la puerta.
Mi prima respondió y una mujer de unos 35 años abrió la puerta, nos dejó entrar y dijo: "Emilia va a llegar en un momento. Llamó recién y dijo que estaba retrazada pero que por favor la esperaras."
Pato asintió y la mujer (mi prima me dijo después que era la hija) nos ofreció un asiento.
Después nos ofreció algo para beber, y ante nuestra negativa se retiró y nos dejó en solas en el living.
Era una casa muy bonita, más aparecida a una casa muggle (no mágica) que a la casa de una bruja, lo cual tranquilizó a mi prima bastante, pues ella esperaba encontrar cualquier cosa. Reconozco que yo hago muchos comentarios en broma pero sin reirme por lo cual ella muchas veces no sabe si estoy hablando en serio o no, y esa atrde no había sido la exepción y se habìa puesto más nerviosa aún.
Nos quedamos un rato en silencio realizando una expención ocular y luego pregunté: "Vendrá en escoba o saldrá de la chimenea?". Y Pato me dijo que según mi tía, solía simplemente, aparecerse en el living. Pero decidimos dejar de reirnos de Emilia por miedo a que llegara y nosotras estuviesemos llorando de la risa como nos pasa muchas veces.
Esperamos unos 15 minutos y Emilia abrió la puerta de calle.
Era una señora bajita y regordeta con el rostro tan arrugado como el de una nuez y ojos de mirada penetrante. Y nos saludó con un cortante "hola", con el mismo tono de quien pregunta "qué hacen ustedes en mi casa?". Y ahí me di cuenta porqué a mi prima le caía mal.
La vieja le dijo a Pato que mi tía la había llamado y que le había contado de su dolencia.
Así que nos "invitó" a pasar a su "consultorio".
Emilia: Pasá por acá (señalando una puerta)
Pato: Bueno gracias.
Yo: Te espero acá (dije riéndome por dentro de la cara de susto de mi prima, aunque en realidad tenía ganas de pasar para ver en que consistía el tratamiento, por simple curiosidad)
E: Si queres podes pasar.
P: Si, pasá (con cara de "si no pasas te reviento")
Y: Bueno, gracias.
El cuarto al que pasamos no se parecía en nada al cálido living. Era pequeño y oscuro comparado con otras habitaciones y se respiraba olor a incienso. Las paredes estaban pintadas de color beige e iluminada por una única lámpara antigua que se encontraba en una de las esquinas.
Casi en el centro de la habitación había una pequeña mesa con 2 sillas enfrentadas y un silloncito en uno de los costados.
En la pared del fondo había una biblioteca pero aunque me hubiese gustado, no pude ver que clase de libros contenía.
Al lado de la biblioteca había un florero grande con flores artificiales y al lado de éste una ventana cuyas cortinas de color marrón oscuro no dejaban ver hacia afuera. Y para terminar la decoración una pequeña alfombrita del mismo color que las cortinas y varios cuadros de flores en las paredes. Muy mal gusto para la decoración por cierto, pero bastante normal, ya que no había ningún caldero ni nada por el estilo.
Emilia: Vos tomá haciendo (dirigiéndose a mi en el mismo tono que su saludo) y vos mostrame la mancha (dirigiéndose a mi prima quien se levanto la remera y la dejó ver la lesión de la famosa culebrilla). Cuándo te salió eso?
P: Esta mañana me di cuenta.
E: Pica?
P: Si, bastante.
E: Y te estuviste rascando, para variar. Estas cosas no se rascan porque se ponen peor. (con un tono que rozaba el reto)
P: Es grave?
E: Si haces lo que te voy a decir no.
P: Bueno...
E: (observando la lesión con el entrecejo fruncido) me dijo tu mamá que tenías miedo de venir.
P: Es que como nunca me había salido nada así... (observando la sonrisa incontenible de quien la había mandado a ver a un médico de verdad) Y ella me dijo que tenía que ir al dermatólogo (agregó señalandome a mí para vengarse de mi sonrisa).
E: (me miró con la misma cara con la que los magos miran a los muggles - personas no mágicas - en los relatos de HP, como dando a entender que yo no sabía nada de nada) Vos no crees en estas cosas. Lo supe desde que te ví.
E: Esos no saben de estas cosas. Te recetan cosas que no te curan y después a último momento cuando no saben que hacer, todos vienen acá a que les saque las papas del fuego.
Y: Opinamos distinto. (tenía ganas de decirle: "Esos" estudian en universidades de verdad" o algo así, pero le había prometido a mi prima no hacer ningún comentario que hiciese enojar a la bruja)
P: (mirándome con cara de "no digas nada más") Mi mamá dice lo mismo que usted, por eso vine (tratando de salvar la situación)
E: Tu mamá sabe mucho. Cura mal de ojo y empacho, no?? (con el tono exagerado de quien dice "hace transplantes hepáticos y neurocirugía con una sola mano mientras juega al balero con la otra")
P: Sí, y la madre de ella (de nuevo señalándome a mí) cura el mal de ojo también y nos enseñó a las dos.
E: Así que vos también sabes hacer eso? (mirándome de nuevo y levantando una ceja con cara de sorpresa como quien piensa que alguien como yo es incapaz de algo así) no era que no creías en estas cosas?
Y: Se hacerlo porque mi mamá me enseñó cuando era chica, pero no "ejerzo" (resaltando esa palabra en tono burlón)
P: Y qué tengo que hacer??? (interrumpió mi prima mirándome con los ojos como platos y tratando de nuevo de salvar a situación volviendo al tema que nos había llevado a ese lugar)
E: (sin sacarme los ojos de encima) Ahora te anoto en un papel lo que tenes que preparar. Es un unguento. Te lo pones durante 3 días y venis a verme de nuevo. Con eso se te tiene que ir todo. Y no re rasques más.
Anotó su "receta mágica" en un papelito, lo dobló bien y se lo puso a mi prima en la mano como diciendo "que no lo vea nadie y menos ella".
Lo cual me causó mucha gracia. Ya que la mirada que hizo era digna de una persona que tuviese la fórmula de la Coca-Cola en la mano y tuviese miedo de que alguien más se enterara de eso.
Pato le dio las gracias y salimos de la casa.
En el camino fuimos charlando sobre "gente mágica" y squibes como yo. Y mi prima me dijo "Te apuesto lo que quieras a que ahora la llama a mi mamá y le cuenta lo que hiciste".
A lo que respondì que yo no había hecho nada que no sea expresar mi opinión.
Y efectivamente, cuando llegamos mi tía nos recibió con la noticia de que Emilia la había llamado y le había dicho que su sobrina era muy incrédula y que su hija era una miedosa y que no entendía como alguien como ella (que sabía hacer cosas extraordinarias, como dije antes) podía tener una hija y una sobrina así.
A la miércoles!
A mi tía le causó gracia porque conoce a la bruja hace muchos años y porque sabía que podía pasar algo así, porque me conoce bien. Pero me dijo que por las dudas me iba a curar el mal de ojo aunque yo no creyera en eso :P